Reproducción
El período de reproducción natural, en el cual se produce el apareamiento, abarca de abril a septiembre, aunque en estado de cautividad transcurre durante todo el año. La hembra, que alcanza su madurez sexual en torno a los dos meses de edad, suele entrar en celo cada 4 días, si bien éste dura sólo unas horas y se produce un cambio en su comportamiento, soliendo quedarse quieta y con la zona genital en espera.El macho montará a la hembra repetidamente y la monta tendrá éxito cuando ambos se limpian sus genitales. Si no tiene éxito el macho seguramente se limpiará, pero no la hembra.Si la hembra quedase preñada, habrá que dejarla lo más tranquila posible, suministrar material abundante para el nido y comenzar una aportación extra de proteínas. Aproximadamente 18-20 días después la hembra parirá.El período de gestación abarca de 18 a 21 días y el número de crías por parto suele ser de 4 a 8, y hasta 12.
Al nacer, las crías, que están completamente indefensas, pesan en torno a los 2 gramos, carecen de pelo y tienen los ojos y orejas cerrados. Al comienzo, maman hasta los 5 ó 6 días, momento en el cual los progenitores comienzan a proporcionarles alimento sólido, pese a que aún no han abierto los ojos. A los 12-14 días comienzan a ver y andan explorando el nido y las proximidades, mientras suelen buscar semillas o insectos. Suelen tomar leche materna hasta los 12 días, teniendo ya un comportamiento plenamente independiente a las 4 semanas, cuando pueden ya separarse de los padres, lo que si no se efectúa puede coincidir con el nacimiento de las nuevas crías que llevarán al inicio su proceso una vez más entre los 13 y 15 días.
Cuando las crías nacen, Si la hembra convive con el padre de la camada, éste ayudará eventualmente con la cría de la camada. Si la hembra echa al macho del nido o se pone agresiva con él los días previos al parto, es preferible separar al macho para evitarle estrés y enfrentamientos. Asimismo, se recomienda separar al macho en caso de que haya tenido una camada poco tiempo antes, o un número elevado de camadas. Sacar adelante cada grupo de crías supone un esfuerzo descomunal y un gran desgaste físico para la madre. Cada camada disminuye su esperanza de vida. Además, cuántas más camadas, más débiles nacerán los pequeños, multiplicando los casos de canibalismo y abandono.
camda con solo unos minutos de vida |
A partir del año y medio de edad aproximadamente, las hembras por lo general pasan a ser estériles
Debido a la proximidad genética del Hámster Ruso y el
de Campbell, es posible establecer cruces entre ambas especies. El
requisito es que la hembra sea Campbell y el macho Ruso, pues debido a
la diferencia de tamaño y a las características óseas del cráneo,
hacerlo al revés es muy arriesgado. Una hembra rusa no está preparada
para gestar las crías de campbell, así que nunca hay que arriesgarse.
Los ejemplares híbridos podrán tener características
de ambos progenitores o rasgos individuales de cada uno de ellos. Se
corre el riesgo de que las crías tengan defectos congénitos comunes,
como por ejemplo la esterilidad, aunque el altísimo nivel de
hibridación de los animales disponibles comercialmente hace que apenas
queden ejemplares puros.
Enfermedades
Una diarrea causada por la ingesta de muchos dulces o demasiada cantidad de verduras es otra enfermedad común. El roedor presentaría en este caso una enfermedad popularmente descrita como "cola mojada", en la cual el animal se mostrará con la abertura del ano aparentemente tapada con un pequeño trozo de excremento que le llevaría directamente a la muerte. Este caso también es común durante el nacimiento de las crías, quienes se verían afectadas en su desarrollo, pues no alcanzarían su tamaño normal y sus ojos tardarían en abrirse.
Debido a que el animal roza frecuentemente sus patas por los ojos al objeto de asearse, si la jaula o el serrín están sucios después de varios días sin limpieza, son frecuentes las conjuntivitis bacterianas en los ojos. Este tipo de infección, si no es grave, suele remitir a los pocos días, pero en caso de conjuntivitis más persistentes o bien con agentes patógenos más resistentes, deben ser tratadas con antibióticos y antiinflamatorios específicos mediante colirios adecuados.
Son frecuentes las parálisis neurológicas, causadas por caídas y, posiblemente, también por virus, caracterizadas por falta de movilidad en las extremidades posteriores. El animal afectado, si no se recupera pronto, muere habitualmente en pocas horas.
Es un fenómeno completamente natural el que los padres devoren a las crías indefensas por causa de la selección natural cuando sus progenitores estiman que no van a poder sobrevivir fácilmente.
Las causas de sus enfermedades suelen ser debidas a una mala alimentación, al mal estado de la vivienda, problemas respiratorios o digestivos por maltrato y a la sensibilidad al estrés, aunque, obviamente, también sufren enfermedades infecciosas víricas y bacterianas de difícil solución si no son tratadas a tiempo.
Relación con el hombre
Esta especie tiene un carácter dócil por norma general, aunque algunos
ejemplares (sobre todo hembras) pueden volverse agresivos con la edad y
empezar a morder.
Es menos recomendable para niños y niñas o personas inexpertas que sus compañeros los sirios porque su menor tamaño y mayor actividad los hacen menos manejables, aunque son bastante tranquilos.
Esta especie también tiene instintos territoriales,
aunque no son tan agresivos con sus congéneres como otras especies.
Pueden convivir en parejas mixtas o en pequeños grupos donde haya un
solo macho. Por norma general, quienes mejor conviven son las parejas
mixtas. Parejas de hembras tienen mayor probabilidad de tener
enfrentamientos y las parejas de machos son inviables.
Para cuidadores sin experiencia, al igual que con los
sirios, se recomienda un solo ejemplar por jaula, ya que es común que
aparezcan peleas y habría que enfrentarse a la separación de la pareja o
grupo y a tener que mantener más de un alojamiento.
La convivencia tendrá más posibilidades de éxito si
los ejemplares comienzan a vivir juntos cuando son muy jóvenes,
preferiblemente antes de que se produzca la madurez sexual, que es
cuando desarrollan el instinto territorial y comienzan los
enfrentamientos.
Como en la mayoría de los casos, dos machos se
pelearán a muerte irremediablemente, así que deben estar separados antes
de los dos meses de edad, en algunos casos incluso antes.