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miércoles, 25 de abril de 2018

El zorro polar: características, alimentación y hábitat

Como su nombre indica, el zorro polar, o zorro ártico, vive en las latitudes situadas más al norte de nuestro planeta. Este animal es un ejemplo de perfecta adaptación a su hábitat, por lo que te invitamos a descubrir cómo es y cómo vive esta especie de zorro.

Características del zorro polar

El zorro polar es un poco más pequeño en tamaño que otros familiares cercanos suyos: mide entre 35 y 55 centímetros de largo, sin contar con la cola y pesa una media de tres a cuatro kilos.
En cuanto a sus características físicas, les hace fácilmente reconocibles su pelaje blanco. En realidad, solo son totalmente blancos cuando es invierno, ya que en verano se vuelven de color pardo o gris. El color de su pelaje es una de sus grandes estrategias de supervivencia, ya que se camufla con el color del suelo: nieve o piedra.
En proporción a otros zorros, tienen las orejas más pequeñas y el morro menos afilado: así pierden menos calor y pueden sobrevivir a temperaturas tan bajas. Tiene la planta de los pies cubierta de pelos para no resbalar en el hielo.
La cola es larga y muy esponjosa. No solamente les ayuda a mantener el equilibrio cuando saltan o corren, sino que también la emplean como manta cuando tienen que dormir.
La época de cría empieza más tarde que la de otros animales, pero el zorro polar lo compensa con camadas muy numerosas: pueden tener más de diez crías en una sola camada.
Zorro polar: alimentación

Alimentación y comportamiento

El zorro polar también es un animal nocturno, como sus parientes que viven más al sur. Sin embargo, si viven en zonas despobladas se les puede ver también activos durante el día.
A pesar de que pueden cazar, optan por ser carroñeros siempre que tienen la oportunidad. Suelen rondar las zonas por las que los osos polares cazan para aprovechar los restos de sus presas. Si no encuentran nada para comer, suelen cazar pequeños mamíferos como lemmings, ratones o aves acuáticas. En momentos excepcionales en los que no encuentran nada de carne, se alimentan de bayas o algas.
El zorro polar es un animal muy activo y uno de los pocos que viven a su latitud que no hiberna ni emigra cuando llega el invierno. Está tan bien adaptado al frío que sorporta las bajas temperaturas, aunque se puede resguardar en madrigueras que cava en la nieve si se desata una tormenta o ventisca.
Es un animal social que vive en grupos ,aunque sale a cazar o buscar comida en solitario. El zorro polar vive en madrigueras excavadas en la tierra, que pueden llegar a ser muy complejas, y con múltiples entradas y salidas. Estas madrigueras pueden ser usadas durante décadas por diferentes generaciones de zorros.
Es habitual que los zorros polares sean monógamos y que cada pareja reproductora cuide de los cachorros hasta que se puedan valer por sí mismos. Los zorros que no se reproducen esa temporada actúan de vigías y protectores de las madrigueras para facilitar que los cachorros sobrevivan.

Hábitat del zorro polar

El zorro polar vive en los territorios más al norte del planeta, pertenecientes a América, Europa y Asia. Además, también vive en las islas del círculo polar ártico, a las que hace cientos de años se podía llegar caminando. Solo en zonas de Siberia se le puede encontrar un poco más al sur.
Zorro polar: hábitat
Los ecosistemas en los que suele habitar son la tundra y los bloques de hielo, a pesar de que a veces se le ve en los bosques boreales. Además de vivir en la costa, también vive en las montañas cientos de metros por encima del nivel del mar.
Estos ecosistemas tienen varios elementos en común: las temperaturas son extremas, se componen de grandes llanuras cubiertas de nieve en gran parte del año y hay pocos árboles u obstáculos, excepto en las taigas. En esta clase de hábitats es donde el zorro polar se encuentra más cómodo y puede proliferar.
Por eso, en general, el zorro polar no se encuentra en peligro. En concreto, la población de Escandinavia sí se considera amenazada: están protegidos contra la caza, pero el zorro rojo, uno de sus depredadores, les está ganando terreno. Se supone que se debe al cambio climático y la pérdida de hábitat nevado, pero hay otros factores a tener en cuenta.
El zorro polar es un ejemplo de animal perfectamente adaptado a su hábitat: tanto su físico como su comportamiento están orientados a sobrevivir a uno de los climas más extremos del planeta. Quizás por eso no se encuentra en peligro de extinción, aunque se siguen sus movimientos con cuidado por si hubiera que alarmarse en un futuro.

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