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martes, 17 de marzo de 2015

Alergia a las mascotas y a otros animales

Hoy os traigo esta noticia de uno de los mejores alergologos del pais, me ha gustado mucho su post, asique lo he adjuntado integro.
Espero que os guste y os sirva de ayuda

 

Dr. Manuel de las Heras Gozalo

Médico especialista en Alergología. Servicio de Alergología de la Fundación Jiménez Díaz, Madrid


¿Qué es la alergia a los animales?
Se entiende como alergia a animales la aparición de síntomas alérgicos como consecuencia del contacto con animales o por la inhalación de pequeñas partículas procedentes de éstos. Estas sustancias, llamadas alérgenos, al penetrar en el organismo de un sujeto alérgico ocasionan una reacción de hipersensibilidad del sistema inmunitario a través de la producción de anticuerpos IgE, que, al reaccionar con ellas, desencadenan la liberación de histamina y de otras sustancias químicas, y producen una inflamación en la mucosa nasal, ocular o bronquial, que derivará en los síntomas típicos de la reacción alérgica.
¿Qué animales pueden producir alergia?
Cualquier animal de pelo o plumas puede ocasionar alergia en personas predispuestas genéticamente. Se han descrito hasta 366 especies de animales capaces de producir enfermedades alérgicas en los seres humanos. Los gatos y los perros son la causa más frecuente, debido a que son las mascotas más comunes, pero se ha descrito alergia a otros muchos animales, como caballos, conejos, cobayas, háms­teres, ratas, ratones, jerbos, chinchillas, hurones, ardillas, aves domésticas, iguanas y otros reptiles, etc.
La probabilidad de hacerse alérgico va a depender del animal al que una persona está expuesta. Los investigadores que trabajan con animales de laboratorio tienen mayor riesgo de hacerse alérgicos a los roedores con los que investigan. Los veterinarios y las personas que trabajan en granjas pueden desarrollar alergia a vacas, cerdos, caballos, ovejas y otros animales de este medio. Incluso hay algunos casos de alergia a ciervos entre cazadores; a grandes felinos y animales salvajes en trabajadores de zoológicos y circos; alergia a zorros y visones en la industria peletera, etc.
¿Qué produce la alergia a los animales?
Los alérgenos de los animales están contenidos en las secreciones de sus glándulas sebáceas y salivares, y en sus excretas, de manera que la alergia se produce como consecuencia de la inhalación o el contacto con la caspa, el pelo, la orina, la saliva o el suero de aquéllos.
¿Es el pelo la causa de la alergia a los animales?
Contrariamente a lo que se piensa, el pelo no es el principal causante de la alergia a los animales, sino las partículas de caspa, que contienen los alérgenos formados en las secreciones de las glándulas sebáceas y salivares. En los animales, igual que en las personas, la piel, al ir renovándose, se va desprendiendo poco a poco en forma de escamas microscópicas. Las secreciones que contienen los alérgenos quedan adheridas al pelo y a la capa córnea de la piel. Al descamarse se originan pequeñas partículas capaces de permanecer flotando en el aire durante largos períodos de tiempo y, cuando son inhaladas, ocasionan síntomas alérgicos en nariz, ojos y vías respiratorias. Estas partículas caen lentamente y se depositan en el suelo o en el mobiliario; pero, ante pequeños movimientos, vuelven a suspenderse en el aire. Por este motivo, los pacientes alérgicos a animales notan síntomas nada más entrar en casas o lugares donde los hay, aunque no estén presentes en ese momento. El pelo también puede causar alergia, pero con menos frecuencia ya que se deposita en el suelo y no permanece en el ambiente.
Algunos de los animales que pueden causar alergia: perro, gato, jerbo, caballo y hámster ruso.

La orina es la principal fuente de alérgenos en roedores. Cuando se seca, queda adherida a las pequeñas partículas de polvo o del lecho de las jaulas, que se mantienen flotando y se distribuyen por el aire a zonas alejadas de la vivienda o de las instalaciones de animales donde se encuentran los roedores.
¿Se conocen los alérgenos de los animales?
A pesar de que la alergia a animales es una enfermedad muy frecuente, se han identificado y caracterizado sólo algunos de los alérgenos responsables (véanse tablas 1 y 2). Muchos de ellos pertenecen a una familia de proteínas llamadas lipocalinas, que en los animales tienen una función de feromonas, y cuya producción está regulada por las hormonas sexuales, de manera que en los machos, y en las épocas de celo de las hembras, se origina una mayor cantidad de alérgenos; y así es que la castración reduce su producción. Otro grupo de alérgenos pertenece a la familia de las albúminas, cuya estructura es muy parecida entre animales de distinta especie o taxón.
Los animales más estudiados son el perro y el gato. Se conocen hasta la fecha siete alérgenos de gatos; el Fel d 1 (procede de Felis domesticus) es el alérgeno más importante, frente al cual reaccionan el 80-90% de las personas alérgicas a gatos. En el perro se han identificado cinco alérgenos; entre el 70 y el 90% de las personas alérgicas a perros está sensibilizado a Can f 1 y Can f 2 (proceden de Canis familiaris). Recientemente se ha descrito un alérgeno de perro presente en la caspa y la orina, nombrado como Can f 5, que guarda similitud con una proteína humana, el antígeno específico prostático. Se ha especulado con que la sensibilización previa a este alérgeno del perro podría dar lugar a reacciones alérgicas al líquido seminal durante las relaciones sexuales.
¿Los animales que no tienen pelo pueden también causar alergia?
Los animales con pelo son la causa más frecuente de alergia, pero también se ha descrito alergia a las plumas de las aves y a las escamas de reptiles.
La alergia a las aves es poco común, a pesar de que hasta un 12% de los hogares españoles tiene pájaros. Hay casos aislados de rinitis y asma por las plumas de aves, o por el uso de edredones y almohadas de plumas. En algunos de ellos se ha comprobado que esta alergia se debía a los ácaros que parasitan las plumas. Algunos autores han sugerido la posibilidad de que los alérgenos implicados se encuentren en la saliva o en la secreción de la glándula uropigial de las aves, la cual sería recogida por el pico y extendida sobre las plumas para impermeabilizarlas.
Por otro lado, existen numerosos casos descritos de otra enfermedad respiratoria, distinta al asma, llamada neumonitis por hipersensibilidad, ocasionada por las plumas y los excrementos de las aves. Afecta sobre todo a criadores de palomas, y se manifiesta por tos seca, dificultad para respirar, escalofríos, fiebre y malestar general, que aparecen entre 4 y 6 horas después de haber estado en contacto con las aves.
Hay otra enfermedad alérgica, llamada síndrome ave-huevo, que combina una alergia alimentaria a la yema de huevo con rinitis y asma por la exposición a las plumas de las aves. Se debe a la sensibilización a una proteína sanguínea, la albúmina (Gal d 4) que está presente en la yema (alfa-livetina), la carne y las plumas, y es muy similar entre las diferentes aves. El paciente inicialmente experimenta síntomas respiratorios a causa de las plumas de las aves, y posteriormente desarrolla una reacción alérgica al comer yema de huevo, pero no la clara; al revés de lo que sucede habitualmente en la alergia al huevo. En los niños puede ocurrir el proceso inverso, en primer lugar aparece la alergia a la yema de huevo y luego los síntomas respiratorios por las plumas.

Tabla 1. Alérgenos de animales: gato, perro, caballo y vaca
Alérgeno
Frecuencia de reactividad (%)
Masa molecular (kDa)
Función
Gato (Felix domesticus)
Fel d 1
>80%
38 kDa
Desconocida. Homóloga a uteroglobina de conejo
Fel d 2
15-22%
69 kDa
Albúmina sérica
Fel d 3
60-90%
11 kDa
Cisteín proteasa
Fel d 4
60%
22 kDa
Lipocalina
Fel d 5
40%
400 kDa
Inmunoglobulina A
Perro (Canis familiaris)
Can f 1
>70%
25 kDa
Lipocalina
Can f 2
70%
27 kDa
Lipocalina
Can f 3
25%
66 kDa
Albúmina sérica
Can f 4
70%
28 kDa
Calicreína prostática
Can f 5



Caballo (Equus caballus)
Equ c 1
100%
22 kDa
Lipocalina
Equ c 2
100%
16 kDa
Lipocalina
Equ c 3
Desconocida
67 kDa
Albúmina sérica
Equ c 4
Desconocida
17 kDa
Desconocida
Equ c 5
Desconocida
20 kDa
Desconocida
Vaca (Bos domesticus)
Bos d 1
Desconocida
Desconocida
Desconocida
Bos d 2
97%
18 kDa
Lipocalina
Bos d 3
Desconocida
11 kDa
Proteína fijadora de calcio
Bos d 6
29%
67 kDa
Albúmina sérica


Tabla 2. Alérgenos de animales: ratón, rata, cobaya y conejo
Animales
Alérgeno
PM (kD)
Fuente
Función biológica
Ratón
(Mus musculus)
Mus m 1
19
Orina, pelo, epitelio
Lipocalina
Mus m 2
16
Pelo, epitelio
Desconocida
Albúmina
60
Suero
Proteína sérica
Rata
(Rattus norvegicus)
Rat n 1A/Rat n
16-21
Orina, pelo, epitelio
Lipocalina
1B (α2m-globulina)

Saliva

Albúmina
68
Suero
Proteína sérica
Cobaya
(Cavia porcellus)
Cav p 1
20
Orina, pelo, epitelio
Lipocalina
Cav p 2
17
Orina, pelo, epitelio
Lipocalina
Conejo
(Oryctolagus cuniculus)
Ory c 1
17
Pelo, epitelio, saliva
Lipocalina
Ory c 2
21
Pelo, epitelio, orina
Lipocalina


Hay casos raros de alergia a ranas y reptiles, como iguanas y lagartos. Aunque éstos no poseen glándulas de secreción externa, las escamas que desprenden pueden inducir reacciones alérgicas. En esta situación, ya que no existen pruebas comercializadas, se requiere disponer de la muda o de las escamas del animal para realizar los estudios necesarios.
¿La alergia a los animales puede ser debida a otras causas que no sean el propio animal?
En alguna ocasión, el animal no es el causante de los síntomas alérgicos, sino factores asociados al animal o a su entorno, como la presencia de garrapatas y otros parásitos suyos. La proliferación excesiva de ácaros que se alimentan de la caspa del animal o de los hongos que proliferan en ambientes con humedad puede ser el origen de la alergia del paciente; también el uso de insecticidas y otros productos químicos para su cuidado, o el propio alimento de los animales, como el alpiste, la linaza y los cañamones de la comida de los pájaros, o la larva roja de mosquito (quironómidos) utilizada como alimento de los peces de acuarios. Todos estos factores deben ser tenidos en cuenta al estudiar la alergia a animales.
¿La alergia a los animales es un problema frecuente?
Igual que en otros tipos de alergia, también se ha observado un incremento en la prevalencia de alergia a animales, que se ha relacionado con un aumento cada vez mayor de animales de compañía. Entre el 8 y el 29% de los hogares europeos tienen gato, y, entre el 6 y el 32% tienen perro. Además, también crece la variedad de animales presentes en los hogares, algunos de ellos exóticos, como hámsteres, jerbos, cobayas, chinchillas, hurones, reptiles y anfibios. Más de 10 millones de mascotas pueden contabilizarse en los hogares españoles, de los que hasta un 70% duerme en el interior de las casas, y un 30% lo hace dentro del dormitorio de su dueño.
Por otro lado, la exposición a los alérgenos de animales es muy habitual, porque se dispersan muy fácilmente y aparecen en lugares como colegios, transportes, oficinas y locales públicos, de manera que pueden sensibilizar a personas predispuestas aunque éstas no convivan con mascotas.
En España, alrededor del 6% de la población está sensibilizada a los animales, pero esta cifra es mayor en la población de personas alérgicas. Según el estudio Alergológica 2005 realizado en 4.500 pacientes que acudieron a consultas de alergología en diferentes ciudades españolas, un 26% de los asmáticos convivía con perros, y un 15% con gatos; el 20% de ellos estaba sensibilizado a los animales, y resultó ser la tercera causa de asma alérgica después de los pólenes y los ácaros. Un estudio similar realizado en 1992 encontró que los animales eran el origen del 15% de los casos de asma, por lo que se ha observado un aumento significativo de este problema en poco más de una década.
Los casos más frecuentes de alergia a mascotas corresponden a los gatos, y, en segundo lugar, a los perros. La incidencia de alergia a otras mascotas no se conoce, debido a que sólo hay descripciones de hechos aislados o de pequeñas series, si bien el número de publicaciones científicas ha aumentado notablemente en los últimos años.
En Estados Unidos se han detectado niveles elevados de alérgenos de perro, gato y ratón en el 46% de las casas estudiadas, sobre todo en las casas de los asmáticos. La frecuencia de sensibilización a alérgenos de ratón en esta población es del 10 al 20%.
¿Por qué cada vez es más frecuente la alergia a los animales?
No se conocen del todo las causas por las que la alergia a los animales ha aumentado en las últimas décadas. En parte se ha relacionado con la forma de vida actual en los países desarrollados, en la que cada vez se adquieren más mascotas y se permanece más tiempo dentro de las viviendas; éstas, además, se ventilan menos y cuentan con moquetas, alfombras y objetos que actúan como reservorios de estos alérgenos, de manera que la exposición a alérgenos es mucho mayor y más prolongada en una población con mayor tendencia a sufrir enfermedades alérgicas.
Hay factores hereditarios que pueden contribuir a la predisposición a padecer alergia a animales. Si existen antecedentes alérgicos en la familia, sobre todo en ambos progenitores, el riesgo de desarrollo de alergia en los niños es elevado; y si uno de los padres tiene alergia a un animal, el riesgo de que el niño desarrolle alergia a los animales es más elevado.
Además, las personas que conviven con mascotas no sólo están expuestas al propio animal, sino a otras muchas sustancias relacionadas y con capacidad de producir alergia, como los ácaros, los hongos y otra serie de partículas que pueden contaminar el ambiente.
¿Cuál es el impacto de la enfermedad alérgica a animales sobre la calidad de vida de los pacientes?
La enfermedad alérgica en general produce un impacto importante en la calidad de vida de los pacientes, que se puede reducir hasta en un 70-80% respecto a la población general, debido a alteraciones en el sueño, irritabilidad, falta de concentración, limitación en el esfuerzo físico, deterioro del rendimiento escolar y laboral, necesidad de tratamiento, asistencias a consultas médicas o a servicios de urgencias, etc.
La alergia a animales constituye un gran problema sanitario que afecta a los propietarios de mascotas y a sus familiares, pero también a las personas empleadas en el cuidado e investigación con animales, implicando en este colectivo a más de la tercera parte, de los cuales hasta un 10% desarrolla asma profesional. Un 30% de estos trabajadores pierde días de trabajo por esta causa y a menudo necesita traslado en su puesto laboral. Conlleva implicaciones económicas importantes debido a la disminución en la productividad y a los costes sanitarios y por compensación que se derivan de ello.
¿Tener animales es un factor de riesgo para desarrollar rinitis y asma?
Hay evidencias consistentes según las cuales el desarrollo de sensibilización y de síntomas alérgicos está relacionado con la exposición a alérgenos. La probabilidad de que las personas alérgicas sufran síntomas asmáticos y de que éstos sean graves es mayor cuanto más elevada sea la concentración de los alérgenos de estos animales dentro de las viviendas. En el caso de los gatos, la probabilidad de tener asma si las personas están sensibilizadas a este animal es entre 4 y 6 veces mayor que en los no alérgicos. Los asmáticos mejoran claramente cuando se trasladan a ambientes con baja carga alergénica, como sanatorios de gran altitud, o, si son alérgicos a un animal, cuando se desprenden de él, lo cual indica una asociación entre los síntomas alérgicos y la exposición a los animales.

La caspa es la principal causa de alergia a perros y gatos. Microscopia electrónica de barrido de un pelo de gato. Se pueden observar partículas diminutas de caspa adheridas al pelo.

¿Se puede ser alérgico a los animales aunque no se tengan en la vivienda?
Efectivamente, una persona puede llegar a ser alérgica a los animales aunque nunca haya convivido antes con ellos.
Los alérgenos de los animales son muy ubicuos y se transportan en partículas diminutas, algunas de ellas inferiores a 5 micras, que permanecen suspendidas en el aire durante largos períodos de tiempo y se dispersan con mucha facilidad en el medio ambiente. Además, se transportan adheridas a la ropa y al pelo de las personas, de manera que se acumulan en lugares como escuelas, transportes y edificios públicos, o incluso en casas donde no hay animales, alcanzando concentraciones lo suficientemente elevadas como para dar origen al desarrollo de sensibilización y ocasionar síntomas respiratorios en personas alérgicas. La concentración de estos alérgenos dependerá de la cantidad de dueños de mascotas que acudan a estos lugares.
Se han detectado concentraciones de los alérgenos principales de gato y perro, Fel d 1 y Can f 1, entre 2 y 50 microgramos por gramo de polvo en el suelo y en la tapicería de las sillas en las escuelas en Suecia, y de 2,5 microgramos por gramo de polvo en los asientos de los transportes públicos, mientras que en casas con gatos y perros se detectan niveles superiores a 10 microgramos, que pueden llegar hasta los 1.000 microgramos. Se ha estimado que concentraciones entre 1 y 8 microgramos por gramo de polvo y entre 2 y 20 nanogramos por metro cúbico en el aire parecen estar asociados a un mayor riesgo de sensibilización a perro y gato, y causan síntomas en personas alérgicas.
Los alérgenos de ratón son muy ubicuos en las zonas rurales, y en algunas ciudades de Estados Unidos como Baltimore, se encuentran en el 90% de las viviendas de los niños asmáticos en los suburbios, y hasta en un 75% de las viviendas de la clase media. Debido a que son animales de hábitos nocturnos no siempre se ven en las viviendas, y van dispersando su orina, que contiene los alérgenos, por amplias zonas de la casa, por las cocinas sobre todo.
¿Se pueden tener síntomas sin tocar o ver el animal?
La caspa de los animales permanece flotando en el aire durante períodos de tiempo prolongados antes de depositarse. Por este motivo, cuando una persona alérgica a animales visita una casa en la que los hay, aunque no estén presentes en ese momento, puede inhalar esas partículas y experimentar los síntomas. También puede ocurrir en lugares abiertos donde ha habido animales, y así sucede a menudo en personas alérgicas a caballos cuando van a los hipódromos, circos y ferias, que notan síntomas respiratorios intensos de forma inmediata, o incluso simplemente cuando se acercan a un familiar que viene de montar a caballo y en cuya ropa o pelo lleva pegadas las partículas de caspa de éste.
Si se tiene alergia a un animal, ¿se puede ser alérgico a otros animales diferentes aunque nunca se haya estado en contacto con ellos?
En la práctica clínica diaria es frecuente observar pacientes alérgicos a un animal que padecen alergia a otros animales de diferente especie, aunque no hayan convivido ni hayan estado anteriormente expuestos a ellos. Así, en alérgicos a los gatos, a veces se encuentra sensibilización a perros y viceversa.
Puede ocurrir que el paciente se haya hecho alérgico a ambos animales como consecuencia de una exposición inadvertida a los alérgenos presentes en lugares donde se acumulan éstos, como se ha dicho con anterioridad.
No obstante, la causa más probable es la existencia de reactividad cruzada entre los alérgenos de animales. La reactividad cruzada es una reacción entre un anticuerpo y distintos antígenos que comparten una similitud estructural o una identidad parcial. Algunos alérgenos de animales contienen porciones o secuencias comunes dentro de su molécula, llamadas epítopos, que ocasionan la misma respuesta inmunológica, y donde se unen los anticuerpos IgE, las células B o las células T, dirigidos específicamente a esos epítopos comunes.
Las albúminas de perro y gato, reconocidas por un 20-35% de los pacientes alérgicos a perro y gato, representan el alérgeno de reacción cruzada entre animales más importante. Las albúminas de distintas especies son muy similares; se dice que tienen una identidad de secuencia por encima del 75%. Esto explicaría por qué un paciente alérgico a gato o perro acusa sensibilización a otros animales como caballos, vacas, ovejas, ratones y ratas, con los que nunca estuvo en contacto.
¿Se puede tener alergia a unas razas de animal y no a otras?
A veces algunos pacientes alérgicos notan síntomas ante determinadas razas de gato o perro y, sin embargo, toleran la exposición a otras.
Los estudios realizados no han encontrado diferencias con respecto a los alérgenos producidos entre distintas razas de perros, gatos o caballos, y no existen alérgenos específicos de una raza. Se sabe que algunas razas se distinguen por una mayor secreción sebácea y desprender más caspa que otras, causando más síntomas; y algunos animales tienen el pelo más corto. Pero se debe recordar que la principal causa de alergia a animales es la caspa que desprenden al renovar su piel, sea mucho o poco el pelo que presenten.
Por razones desconocidas, hay casos particulares en los que un paciente alérgico parece tolerar la presencia de un animal en concreto, habitualmente su propia mascota, pero no la de otros animales de su misma especie y raza. No obstante, no hay un patrón que se ajuste a todas las personas ni razas de perro.
En las investigaciones realizadas con gatos no se han encontrado diferencias antigénicas entre las distintas razas. El alérgeno mayor de gato, Fel d 1, se produce en las glándulas sebáceas, salivares y anales, y se extiende sobre la caspa y el pelo. La producción de Fel d 1 no depende del color ni de la longitud del pelo del gato, de manera que cualquier raza puede ocasionar síntomas en personas alérgicas a este animal.
Los alérgenos mayores de perro, Can f 1 y Can f 2, se forman en las glándulas sebáceas y salivares. Su producción es mayor en los machos y en animales viejos que aportan mayor cantidad de caspa por la sequedad cutánea. Las variaciones entre razas no dependen de la longitud del pelo sino de la cantidad de seborrea. Igualmente se han encontrado diferencias entre algunas razas de caballos, pero no se han identificado alérgenos específicos de razas.
¿Se puede ser alérgico a un animal y no tener síntomas alérgicos al exponerse a ese animal?
En las consultas de alergia a veces se encuentran pacientes con una reacción positiva a los animales en las pruebas cutáneas o en la determinación de anticuerpos IgE en sangre, y que sin embargo no recuerdan haber presentado síntomas alérgicos a esos animales. Sensibilización quiere decir que una persona ha desarrollado una respuesta inmunológica de hipersensibilidad, aunque no se acompañe de síntomas alérgicos. Se piensa, por ejemplo, que un 10-15% de la población general tiene sensibilidad al gato. En cualquier caso, en estos pacientes ya sensibilizados, el riesgo de desarrollar enfermedad alérgica es muy elevado y deben evitar adquirir o tener contacto con los animales.
¿Qué síntomas causa la alergia a los animales?
Las personas alérgicas a animales, cuando respiran las partículas del animal, pueden notar los mismos síntomas que con otros alérgenos ambientales, es decir, rinitis, conjuntivitis y asma, que se manifiestan como picor de nariz u ojos, estornudos, congestión de nariz, mucosidad líquida, lagrimeo, tos, sensación de falta de aire y ruidos respiratorios como silbidos. Además, el contacto con el pelo, la caspa y la saliva ocasiona picor, habones (urticaria) o hinchazón en la zona de contacto de la piel o en los párpados. Si se tiene alergia a la saliva se pueden experimentar síntomas cuando alguien es lamido por el animal o si se toca al animal después de que se haya estado lamiendo. Se han descrito algunas reacciones alérgicas graves de anafilaxia como consecuencia de mordeduras de hámsteres, ratas, jerbos y otros roedores, o a través de heridas o pinchazos con jeringas y lancetas contaminadas con productos del animal. En estos casos, el alérgeno contenido en la saliva puede penetrar en el torrente circulatorio y desencadenar una reacción alérgica generalizada que pueda amenazar la vida del paciente.
En personas alérgicas a un animal con el que conviven, el contacto diario va causando una inflamación progresiva de las vías respiratorias que ocasiona síntomas, que pueden aparecer y desaparecer de forma intermitente sin estar relacionados claramente con el animal. Además, esta inflamación hace que los bronquios sean más sensibles y reaccionen frente a otros estímulos, como el ejercicio, el aire frío, el polvo, el humo y la contaminación, que no causarían síntomas si los bronquios no estuvieran previamente inflamados debido a la alergia a los animales.
¿Cuándo se sospecha la alergia a animales?
Cuando una persona con síntomas alérgicos tiene animales en su casa o está expuesto a ellos siempre debe sospecharse como causa de la enfermedad. La alergia a los perros y los gatos es tan frecuente que debe incluirse en el estudio de una persona que padece rinoconjuntivitis o asma; del mismo modo que cualquier otro animal al que se esté expuesto en el trabajo, o si se está en contacto con personas que convivan con animales.
La sospecha de alergia a animales es evidente cuando la persona nota los síntomas a los pocos minutos de tocar el animal o permanecer en la casa donde se encuentre, y ve que desaparecen fuera de estos lugares. La alergia resulta más difícil de sospechar cuando los síntomas ocurren horas después de estar en contacto con el animal; cuando los síntomas son continuos y persisten sin estar el animal, o cuando la exposición a los animales no es tan aparente, como en el caso de los ratones que no se ven y esparcen la orina por amplias zonas de la vivienda.
Muchas veces el paciente alérgico no cae en la cuenta de que una pequeña mascota como un hámster, alojado en una jaula y en una zona apartada de la vivienda, sea capaz de ocasionarle esos síntomas, que a veces son tan intensos que pueden requerir visitas a urgencias por crisis asmáticas. Por otro lado, los síntomas alérgicos pueden aparecer mucho tiempo después de convivir con el animal, de manera que las personas difícilmente aceptan que sea el responsable de los síntomas.
En personas con síntomas de alergia y asma, en los que no se identifica ninguna causa, siempre se ha de valorar una posible alergia a animales, sobre todo si tienen algún contacto con ellos, y aunque aparentemente éstos no sean la causa de esta sintomatología.
¿Cómo se diagnostica la alergia a los animales?
Igual que en el estudio de otro tipo de alergias, se dispone de una serie de métodos diagnósticos que incluyen la realización de pruebas cutáneas y la determinación de anticuerpos IgE en el suero de los pacientes frente a los alérgenos de los animales sospechosos de provocar alergia.
Hoy en día se dispone de extractos comerciales diagnósticos de epitelios y orina de la mayoría de animales para la realización de pruebas cutáneas. Para los animales de los que no hay disponibles extractos, se debería recoger una muestra del pelo, la caspa y la orina del propio animal con objeto de realizarlos. Deberían incluirse en el estudio otros alérgenos como hongos, ácaros, así como el alimento del animal y los materiales que forman el lecho de las jaulas de los roedores, reptiles y aves.
Con respecto a los análisis de sangre hay varios métodos; el más utilizado es el sistema ImmunoCAP® de Pharmacia, que incluye determinaciones de IgE específica frente a caspa, epitelios, orina y proteínas séricas de animales. Además, hoy se dispone de métodos diagnósticos a nivel molecular, como los estudios de microarrays de ImmunoCAP ISAC® de Pharmacia que determina la IgE específica frente a un amplio panel de más de cien alérgenos naturales o recombinantes, incluidos los alérgenos mayores de perro, gato y ratón.
En algunos casos el resultado de las pruebas cutáneas y de los análisis sólo indica que el paciente está sensibilizado, es decir, que posee anticuerpos IgE frente a los animales, pero no queda claro que esa sensibilización sea la causante de los síntomas. En estos casos de difícil sospecha, o cuando se trata de una alergia no conocida a un animal, puede recurrirse a pruebas diagnósticas de provocación nasal, conjuntival y bronquial con los extractos, que se realizan en centros especializados en medio hospitalario, y que confirman o descartan la alergia al animal (véase figura 1).
¿Cómo se trata la alergia a los animales?
El tratamiento idóneo en un paciente alérgico a un animal es retirarlo de la vivienda y evitar su contacto.
Retirar el animal parece sencillo, pero a menudo no lo es tanto, debido a los lazos afectivos que se establecen entre el animal y su dueño, sobre todo en el caso de los gatos, o la imposibilidad de encontrar un nuevo hogar o lugar donde dejarlo. Prescindir completamente del contacto con animales es aún más difícil debido a la exposición indirecta a ellos, al visitar casas o lugares donde los hay, o, simplemente, tener contacto con personas que conviven con ellos. En el caso de veterinarios, trabajadores de granjas, animalarios o investigadores, la evitación es prácticamente imposible.

Mientras se retira el animal, igual que en el resto de alergias, se debe utilizar un tratamiento farmacológico diario para reducir la inflamación de las vías respiratorias, fundamentalmente corticoesteroides inhalados y en forma de aerosoles nasales; y un tratamiento de rescate cuando aparezcan los síntomas, que incluye antihistamínicos orales, nasales o en colirios, y broncodilatadores inhalados.
¿Qué debería hacer el paciente alérgico a un animal que tiene en su casa?
La recomendación sería retirarlo de su domicilio y no acudir a casas o lugares donde los haya. Además, se debe practicar una limpieza exhaustiva de la vivienda, de los muebles tapizados, alfombras y otros reservorios, debido a que los alérgenos de la caspa pueden permanecer en la vivienda en concentraciones elevadas incluso hasta seis meses después de retirar el animal, especialmente en el caso del gato.
Los familiares y amigos que tienen animales deben conocer la alergia del paciente y abstenerse de llevar el animal a su casa. Debería evitarse, en la medida de lo posible, la exposición indirecta a los animales, y no ir a lugares donde pudiera haberlos. En el caso de los colegios, se debería prohibir la presencia de animales en las clases. Sería recomendable que los alumnos que conviven con mascotas llevaran ropa que no haya estado en contacto con éstas. Si las personas que conviven con el paciente trabajan con animales o han estado en contacto con ellos, como por ejemplo, montando a caballo, deberían cambiarse la ropa y ducharse antes de volver a casa.
¿Por qué debe retirarse el animal de la casa si es inevitable que haya contactos indirectos?
Puesto que parece inevitable tener contacto indirecto con partículas de los animales en colegios o edificios públicos, cabe preguntarse si es útil retirar el animal de la casa.
La respuesta sigue siendo afirmativa, puesto que cuanto mayor sea el nivel de exposición, mayor será la gravedad de los síntomas. Los contactos indirectos son de menor intensidad que la que se tiene con el animal dentro de la vivienda, donde los niveles de alérgenos son mucho mayores. Además, la exposición mantenida causará inflamación en las vías respiratorias, lo que acabará ocasionando síntomas persistentes, de mayor o menor intensidad.
¿Qué se puede hacer si no se retira el animal de la vivienda?
Si el paciente decide no retirar la mascota, se le pueden aconsejar una serie de medidas encaminadas a disminuir la cantidad de alérgenos producidos por el animal y su concentración en el medio ambiente:
  • Debe evitar tocar al animal y procurar lavarse las manos después de hacerlo.
  • Prohibir que entre en el dormitorio y menos que duerma allí.
  • Las camas y cojines para los animales deberían limpiarse regularmente y estar ubicados en una zona apartada.
  • Conviene ventilar la vivienda a menudo, y pueden utilizarse sistemas de purificación de aire que contengan filtros de alta eficiencia HEPA.
  • Realizar una limpieza minuciosa de la vivienda con aspiradores con filtros HEPA sobre todo en colchones, almohadas, muebles tapizados y cortinas, donde se depositan más los alérgenos de animales.
  • A los perros y gatos se les debe bañar al menos una vez por semana para reducir la cantidad de alérgeno acumulado en la caspa, aunque esto sólo logra una leve reducción en los niveles ambientales de alérgenos.
  • Lavar la ropa que haya estado en contacto con los animales.
  • Frotar regularmente a la mascota, de 2 a 4 veces por semana, con una toalla húmeda.
  • Existen en el mercado algunas lociones no tóxicas que, aplicadas una vez a la semana sobre el pelo del animal lo humedecen, y evitan que se desprenda tanta caspa, ya que encapsulan los alérgenos de la caspa y disminuyen su concentración al 15-20% aproximadamente. Antes de la primera aplicación, es conveniente cepillar o peinar meticulosamente al animal, para que se desprenda la mayor cantidad posible de pelos sueltos. Después, se humedece un paño con la loción tópica y se fricciona con cuidado la piel del animal. La aplicación se debe efectuar siguiendo la dirección del pelo, y luego en sentido opuesto.
En cualquier caso, no se ha demostrado que todas estas medidas en conjunto sean eficaces del todo y no sustituyen la conveniencia de retirar el animal de la vivienda.
¿Existen vacunas para la alergia a animales? ¿Son eficaces? ¿Cuándo se usan?
El tratamiento con vacunas o inmunoterapia con alérgenos de animales se recomienda en personas alérgicas en las que la exposición a animales es inevitable, como les sucede a los veterinarios y las personas que trabajan con ellos. También debe considerarse su empleo en personas que voluntariamente deciden no retirar el animal de la vivienda y en pacientes muy sensibilizados cuyos síntomas persisten a pesar de retirar el animal, debido a contactos indirectos inevitables con otros animales.
Hay ensayos controlados con placebo y en doble ciego con extractos de perro y gato por vía subcutánea que demuestran ser un tratamiento seguro y eficaz.
En la actualidad hay disponibles vacunas frente a gato, perro y caballo. Para animales de laboratorio (ratones, ratas y conejos) se han comunicado estudios no controlados con inmunoterapia que han demostrado cierta mejoría, aunque no se ha establecido si detienen la progresión de síntomas y el deterioro en la función pulmonar en las personas que trabajan con ellos. La inmunoterapia con péptidos inmunogénicos de los alérgenos de animales supone un futuro prometedor en el tratamiento de estos pacientes.
Algunas razas de gatos consideradas como hipoalergénicas: Sphynx, Devon rex, Allerca GD y Ashera GD.

¿Hay razas de perros y gatos que no produzcan alergia?
Se ha especulado con la existencia de razas de gatos y de perros hipoalergénicos sin pelo, o de pelo corto, o que desprenden menos pelo, aunque no hay evidencia científica que lo demuestre. Al caerse menos pelo, los alérgenos adheridos al pelo pasarían al medio ambiente en menor cantidad. Pero, como se ha mencionado antes, los alérgenos de perro y gato están en la saliva y la secreción sebácea, y es la caspa, y no el pelo, la que contiene la mayor cantidad de alérgenos. Por ello, aunque haya razas de perros o gatos sin pelo, los seguirá produciendo. Es posible que una menor superficie corporal, más que la raza, conlleve una menor producción de alérgenos. Además, las gatas y los machos castrados producen un nivel más bajo.
Entre las razas de gatos con menor capacidad alergénica se han mencionado la Sphynx o esfinge, la Devon rex, Cornish rex, Siberian y Russian blue; y entre las razas de perro se han descrito la Bedlington terrier, Yorkshire terrier, French poodle, Schnauzer y la Xoloitzcuintleentre otras. Se especula con que la raza de caballos Bashkir Curly no contiene los alérgenos principales del caballo en su pelo, y que pacientes alérgicos a este tipo de animal pueden acariciarlos sin presentar la sintomatología, pero estos estudios nunca han sido publicados oficialmente.
La compañía biotecnológica Allerca® de Estados Unidos anunció en 2006 la comercialización de razas de gatos y perros hipoalergénicos sin modificación genética, empleando cruces de animales con variaciones génicas que daban lugar a la producción de proteínas Fel d 1 y Can f 1 menos alergénicas y en menor cantidad. De esta manera, se han conseguido dos razas de gatos, el Allerca GD y el Ashera GD, con un pelo similar al leopardo; y una de perros, el Jabari DG. El precio de los gatos es de unos 6.000 dólares, y el del perro alrededor de 9.000 dólares. Otra compañía, Felix Pets, ha anunciado la comercialización de gatos que, mediante técnicas genéticas, no producen Fel d 1.
En cualquier caso, no hay estudios contrastados que demuestren su beneficio en alérgicos, y es preciso además ser conscientes de que la mayoría de las personas alérgicas a perros y gatos están sensibilizadas a una amplia variedad de proteínas, no solamente a los alérgenos Fel d 1 o Can f 1.
¿Se puede adquirir otra mascota distinta de la que haya producido alergia?
En principio no es recomendable, ya que se ha demostrado que el paciente que ha desarrollado alergia a un animal cuenta con una mayor facilidad de hacerse alérgico a otro animal piloso, aunque no siempre suceda esto. Si, por ejemplo, una persona alérgica a los gatos adquiere un perro, al cabo de un tiempo puede sensibilizarse al perro y experimentar síntomas alérgicos, y será muy difícil deshacerse del animal después de un período de tiempo de convivencia.
¿Es recomendable que un paciente alérgico al polen o a otros alérgenos ambientales adquiera una mascota?
En principio tampoco es aconsejable, ya que un paciente con atopia presenta mayor predisposición a sensibilizarse y desarrollar enfermedad alérgica si está expuesto a otras partículas en el medio ambiente, como los alérgenos de animales.
En trabajadores de animalarios, los individuos atópicos desarrollan 3,35 veces más alergia a los roedores que los que no lo son, de manera que la atopia constituye un factor de riesgo. Aunque el paciente atópico no esté sensibilizado al adquirir una mascota, persiste el riesgo de que se haga alérgico con el paso del tiempo debido a la convivencia, por lo que hay que valorar la repercusión que ocasionaría tener que deshacerse del animal si esto ocurriese. Otro problema añadido es la mayor exposición en las casas donde hay mascotas a otros alérgenos como los ácaros o los hongos, que serían allí más abundantes.
¿Es posible dejar de ser alérgico a un animal con el paso del tiempo?
Se sabe que cuanto mayor es la exposición a un alérgeno inhalado mayor es el riesgo de sensibilizarse a él y desarrollar síntomas alérgicos.
Sin embargo, en el caso de alergia a los animales, se ha descubierto que la exposición continuada a niveles elevados de alérgenos puede inducir una forma de tolerancia, de manera que la persona alérgica se encuentra cada vez con menos síntomas. En los alérgicos a los gatos se ha descrito que cuando hay varios gatos y la concentración de Fel d 1 es alta, superior a los 44 microgramos por gramo de polvo, pueden llegar a tolerar la presencia de sus animales. Sin embargo, si cesa la exposición, como por ejemplo al realizar un viaje, y están algún tiempo sin tener contacto con los animales, cuando regresan y vuelven a tener contacto con ellos pueden presentar síntomas rinoconjuntivales muy intensos y crisis de asma.
¿Convivir con animales desde el nacimiento protege frente a padecer alergia?
Si tener animales desde los primeros días de vida protege o es un factor de riesgo de padecer enfermedades alérgicas en el futuro, sigue siendo motivo de discusión y controversia.
Se han llevado a cabo muchos estudios que analizan la exposición a animales en niños, tanto recién nacidos como de diferentes edades, y la incidencia posterior de alergia a los animales y a otros alérgenos inhalados. Algunas investigaciones coinciden en que tener animales desde edades muy tempranas se asocia con menos alergia a estos y a otros alérgenos, sobre todo si conviven con un perro o con varios animales, como perro y gato. No obstante, otros estudios no encuentran este efecto protector, o incluso lo contrario, una asociación entre tener animales y una mayor incidencia de alergia y asma. Posiblemente, estas discrepancias sean debidas a diferencias en el diseño de los estudios o a la existencia de factores de confusión, como diferentes patrones expositivos o manifestaciones individuales de la enfermedad; o el llamado sesgo de evitación selectiva, según el cual las familias con antecedentes alérgicos evitarían adquirir mascotas por miedo a desarrollar o agravar la enfermedad alérgica.
Sí se ha demostrado que los niños criados en granjas con animales, donde se detecta una elevada concentración de endotoxinas bacterianas, parecen tener menos enfermedades alérgicas que los criados en ciudad. La exposición a edad temprana a estas sustancias bacterianas pudiera modificar la respuesta inmune en los niños, de manera que tendrían una menor incidencia de enfermedades alérgicas, como se postuló hace años en la hipótesis de la higiene.
Este posible efecto protector probablemente sea consecuencia de una compleja interacción de muchos factores, que incluirían el tipo de mascota, el nivel y modo de exposición y los factores genéticos. Algunos autores han demostrado interacciones entre genes y medio ambiente, y han hallado una tolerancia a la exposición a los gatos asociada a polimorfismos genéticos. Estos estudios sugieren que una exposición precoz a las mascotas puede modificar la respuesta inmune, y estos cambios pueden ser modulados por los genes.
En cualquier caso, la falta de conocimiento sobre la influencia de tener mascotas en los primeros meses de vida y el desarrollo posterior de alergia hace que actualmente no se puedan establecer recomendaciones adecuadas en la práctica diaria sobre la conveniencia o no de tener animales en los domicilios urbanos, con la finalidad de obtener protección frente a la alergia.




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